miércoles, 18 de febrero de 2009

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Recuerdo que hasta ese día nunca había sonreído con la mirada, lo recuerdo porque nunca más volvió a suceder.
Esperé que todo estuviera tranquilo para llamarte, pero la verdad ya lo había hecho mil veces en mi cabeza….y estabas tan lejos y llegaste tan rápido sin irte.
Esa mañana cerramos la puerta, para abrazarnos, dejando de lado todo el exterior, la luz se metía por entre los pliegues de las cortinas y todo estaba naranjo y frío.
Y te veía, te olía y mis dedos dibujaban y todo me parecía diferente, más hermoso, más feliz.

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