viernes, 30 de octubre de 2009

A destiempo

Hay momentos en que uno no está para muchas locuacidades, y es ahí cuando al pronunciar un breve monosílabo, este se llena de sobrentendidos, de significados implícitos y de imágenes en común. Mágicamente el destiempo se trasforma en el lugar preciso y momento indicado. No es necesario explicar ni que a uno le expliquen y
las manos pueden andar solas sin palabras, que a diferencia de los monosílabos no necesitan un arsenal de sobrentendidos.
Desde hace unos días divago con la idea de que así como con el sol sobre la cara, y un poco de ayuda, se pueden superar los miedos; caminar contra la corriente borra cualquier recuerdo malogrado.
El viento entraba por debajo de la ropa, haciendo que estar por afuera de “la casa” fuera más confortable aun, y tú me arreglabas las mangas de la polera mientras bailaban con la brisa al mismo tiempo que yo me perdía mirando todo en azul, y había silencio, y no importaba. Siendo sincera poco interesa el orden de los hechos sino sólo el que yo les impongo a mis recuerdos. Pasaban los autos, las horas y una que otra gaviota, y cada vez asomabas más tus ojos por sobre el medio metro que nos separaba de caer, y créeme te veías tan tierno. Por un día adiós rutina, por un día no queremos sino estar en el lugar preciso en el momento indicado. Y se disfruta, se deja, se siente en las manos sin un arsenal de sobreentendidos ridículos, sin temores ni prejuicios sobre si es pronto o demasiado tarde…

miércoles, 28 de octubre de 2009