jueves, 15 de octubre de 2009

la verdad sobre las amigas

domingo, 11 de octubre de 2009

Respira en el centro de la ciudad

Dentro con el humo y el calor, los bajos retumbaban incesantes, y las violetas se esparcían por todo el lugar transformando mis ojos en soles de color rojizo. Un cigarro más “el último” consumiendo mis pulmones angustiados de tanto aspirar, pero sedados y rendidos.
El plan era marcharse temprano, el plan era “pasarlo bien esa noche” no era pensar, sino acomodar la careta verde que guardaba en mi cartera.
Pero se abrieron, fijos en aquellas flores blancas de fondo azul, inhabilitando mi interior y mi juicio, tal como ella lo había dicho “se abrirían y quedarían estáticos contemplando la nueva realidad”.
Para cuando ellas se dieron cuenta, era demasiad tarde, y yo cercana. Que ganas de haberlas tomado, de haberles hecho daño y cambiarlas por dulces. Dulces blancos y naranjos de 10 y 20 miligramos. Tales como de los que te burlaste.
Pero las malditas atacaron e hirieron, lanzaron el veneno que tanto traté de evadir. Las luces violetas palidecieron y todo se inundó de flores blancas con fondo azul. Me sumergí, nade a través de todas ellas, ahogando entre sus ramas mi llanto que se esfumó cuando por fin salí del lugar. Caminé empapada de flores blancas y la cabeza agachas por santiago, con la esperanza de que el viento tibio de esas horas lograra secarlas para que por fin cayeran.
No se secaron ni se cayeron, en su lugar se apilaron en una gran laguna gris…minutos más tarde ya estaba dormida… pero ya no había rastro ni de esas flores blancas ni de ese azul