domingo, 13 de septiembre de 2009

Entre mascaras y aserrín, sorpresas; entre cafés y verdes, milagros; entre sal y agua, suspiros

Sin roles ni mascaras que cambien por sustitución, experimentación, ajuste o mejoría…concluí que nada de ellas se podía esperar, fue así que comencé a fijarme en los rostros, en su rostro, que no se repite ni cambia. Ahí donde nada era nuevo, se me dio lo espectacular.
Dijo que lo vio en mis ojos, del lado derecho por donde se agrietaba la careta y acotó que me preocupara del interior de mi disfraz. “Más abajo, donde baila la sangre, no se puede limpiar con alcohol”.Me preguntó y asentí con los ojos mirando hacia el suelo, me recogí el pelo y lo abrace, de a poco, pero con los brazos, las manos, los dedos y en punta de pies....