lunes, 28 de abril de 2008

Descubrí que me volvió a gustar el metro!!

No tiene nada que ver con que el transantiago esté mejorando, no señor no crean todas las patrañas que salen en los noticiarios, esa es una mentira, en Santiago seguimos como ganado.. pero bueeehh ese no es el punto, como decía antes, me volví a encantar del metro… pero, para que eso pasara tuve que dejar de lado esos valores que tanto esfuerzo me enseñó mi mamá, y lo digo convencida. Últimamente me he pasado por la raja muchos valores que considero son inútiles para ser feliz.
Ceder mi espacio en el vagón oh no señor, ese espacio es mío y lo defenderé. Descubrí que todo se ve mejor desde el suelo… que me concentro más, que hay más aire, y que este llega mejor a mi cerebro.
Sentada ahí se me hizo más fácil recordar, quizás era porque el camino era conocido, o porque mientras miraba atentamente la línea roja asumí que parte de ella era de su dueño.
Fui feliz cuando se reveló esa línea, porque sin querer mostró que parte de ella también era para mí.

jueves, 17 de abril de 2008

no a los titulos!


7 con 48 de la tarde. Los adoquines de Pío Nono y Dardignac han muerto. Los bares de Bellavista comienzan a atestarse de gente. Se paran, juntan las mesas y redistribuyen las sillas. Toman unas cervezas, pero no contentos con el estado conseguido deciden ir por más. El ruido es insoportable. Miles de voces sumado al ruido del taladro que se ha preocupado de asesinar el pavimento de toda la avenida, en todo caso y aunque el taladro no estuviese, el sonido sería igual de molesto. Tanta gente hablando nunca puede ser un buen ruido. Es gracioso, porque convivimos con él todo el día, y apenas nos percatamos de aquel maldito zumbido.

Sólo hay una mesa en la que no hay risas y saludes. Un hombre poco atractivo está sentado a un costado de la vereda, ha tomado varios vasos de fanchop, y se le nota.

Los trabajadores se detienen cuando pasa un travesti. El contesta gozoso a lo silbidos y piropos, con lo que la risa se hace general en “La Nona”. Casi imperceptible comienza a caer el sol, los cielos se hacen naranjas y las casonas de Bellavista revelan una faceta más alegre. Luces fluorescentes chicharrean y destellan en forma disonante, ya son las 9 de la noche.

El hombre sigue sentado en la misma mesa. Igual de borracho, igual de solo. Sabe que a nadie le importa que esté mal. La desesperación lo posee, y echándose las manos a la cara se pone a llorar. Toma su celular y trata de esbozar unas palabras, las que salen con extrema dificultad. Se limpia la nariz, toma su vaso y sigue bebiendo.

martes, 15 de abril de 2008

Cuando abrí mis ojos en la mañana.. Por fin pensé “este va a ser un muy buen día”. Cuántico porque hace mucho tiempo que no me sentía como dentro de una canción de zona ganjah, de esas que te dan animo, y hasta te hacen ver los colores más pulentos.
Bueno ya son las cuatro y puta… me duele la espalda, el cuello, y creo que me va a salir otro moretón en el brazo, no he comido y de verdad ando caga de hambre.. Pero dentro de todo ando feliz.
El equilibrio que andaba buscando por debajo de las piedras y dentro de los vasos ya lo encontré o por lo menos no he salido de ese centro hace un muy buen tiempo.