domingos por la tarde

El nuevo hobbie de mis amigos es ponerle nombre a la novela en la que se ha transformado mi vida, “tita rompe el silencio”, “sin tita no hay paraíso” y “donde está tita”. Claro, todos estos nombres tienen una razón de ser.
El primero se lo debo a mi cumpleaños y la escena digna de Oscar que ahí ocurrió (copete + bipolaridad + lluvia) nunca traen buenas consecuencias, el segundo nombre se le ocurrió a una amiga de la valita gracias a “mi marzo” y las oscuras consecuencias que ello acarreó en mi... y el tercero claro, como no hablar sobre el tercer nombre ( u hombre) el peor de todos, el muso inspirador de gran parte de mis nuevas ideas sobre la vida. Si me ven por ahí, en la calle o metro, avísenme que ya se hizo tarde, porque otra persona se quedo con mi cuerpo.
Con frecuencia me quejaba de cómo era posible que nada emocionante pasara en mi vida, pero puta ahora anhelo tanto esa paz, estoy chata del drama, las peleas, la lluvia, las malas decisiones, el delineador corrido, los fantasmas y las noches sin dormir